Relatos Travestis Alicante: Andrea Raducan: capítulo 1
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Autor: badmotor2008
Andrea Raducan es una de esas chicas trans a las que deseas conocer. Hacía tiempo que seguía sus pasos y solo era cuestión de tenerla en mi zona. Algo que no había sucedido hasta ahora. Cuando vi su anuncio en Palma, abrí un hilo en “charlas” pidiendo referencias suyas. Aunque no tuve demasiado éxito, acabé llamándola. La conversación al teléfono suele ser determinante en mi caso. Andrea fue correcta y amable, aunque algo fría en esa primera conversación. Quedamos en que la volvería a llamar otro día para concertar una cita. Lo hice el miércoles pasado, a primera hora de la tarde. Confirmo con una hora de antelación y salgo hacia su piso.
Estoy nervioso. Como cada primera vez con una chica. Además, su espectacular físico es de los que imponen. He visto muchas fotos suyas, profesionales y caseras. Tengo claro que Andrea es una chica cañón. En cuanto me abre la puerta, confirmo mis buenas expectativas respecto a su imagen. Incluso diría que está aún más buena últimamente. Ha logrado un físico más definido y tonificado. Lo comprobaréis en su reciente sesión de fotos. Dos besos de bienvenida y me invita a sentarme en el sofá que hay junto al acceso. Recibe en planta baja por la zona de Joan Miró. Un solo ambiente, correcto y sin demasiados lujos. Queda dividido en dos zonas. La del acceso, sala de estar y cocina, recibe luz directa de la calle, con vidrios tratados que proporcionan cierta intimidad. El nivel de iluminación natural es elevado, algo poco habitual en las citas con profesionales. Me gusta. La zona de dormir, se aleja de la fachada y accedes a ella bajando unos peldaños. Cama de matrimonio. Un ventilador de pie separa ambas zonas. El baño es la única estancia cerrada del piso. En realidad, es un aseo. Ducha pequeña.
Volvamos a Andrea. Me recibe en plan guerrero. Vestido de rejilla rosa ajustado a su espectacular cuerpo. Sus pezones quedan a la vista y apuntan hacia arriba. Son de tamaño pequeño. Tanga rosa como única prenda bajo el vestido. Zapatos transparentes con taconazos. Pelo rubio y suelto. Dientes blancos, sonrisa perfecta. Labios carnosos. Maquillaje negro en sus ojos con ese punto oriental que “achina” sus ojos. Pestañas largas, también en negro. Mirada felina con esos ojos azules. Uñas muy largas. Manicura impecable en rosa intenso.
Una vez en el sofá, iniciamos una charla. “Estás nervioso”... me pregunta. “Un poco”... respondo yo. Me ofrece bebida y pido agua. La encuentro más amable que al teléfono. Según hablamos, recibe un par de llamadas y contesta. En la segunda de ellas, mete mano a mi paquete mientras sigue hablando con el posible cliente. Obviamente, me pone palote. Ella mira y sonríe.
Pido permiso para darme una ducha. A petición suya, pago el servicio antes de hacerlo. A mi regreso, Andrea sigue en el sofá. Me siento junto a ella. “¿Estás más tranquilo ahora?”... pregunta. “Algo”... contesto yo. “¿Has estado con alguna chica trans?”... añade ella. “Sí, con alguna he estado”... respondo. Su mano vuelve a mi paquete, aunque por encima de la toalla que envuelve mi cintura. Acaricia la zona provocando el crecimiento instantáneo de mi polla. Introduce su mano por debajo de la toalla, agarra mi herramienta y comienza a moverla. Se baja el vestido de rejilla y me ofrece sus tetas. Son grandes y bien puestas. Saco mi lengua y busco sus pezones, pequeños y bien marcados hacia fuera. Lamo. Mordisqueo levemente. Manoseo sus pechos al hacerlo. Escucho gemidos. Andrea coge mi mano y la lleva hasta sus bajos. La frota contra su paquete. Del tanga rosa, que comienza a coger volumen, asoman parcialmente sus testículos. Ella tira de él hacia arriba, liberando así su polla estirada hacia atrás y encajada entre sus nalgas. Sigue creciendo y la coloca a un lado del tanga. Me agacho y la introduzco en mi boca no erecta del todo. La saco, me deleito saboreando su glande y compruebo como alcanza unas dimensiones considerables. En erección total es recta, de diámetro constante. Más fina que gruesa. Muy larga, más de lo que imaginaba. “¡Qué rica!”... digo yo en el único instante en que dejo de chupar. “¡Qué rico!”... dice ella entre gemidos. La hago desaparecer y aguanto su glande en lo más profundo de mi garganta. Vuelvo a sacarla. Golpeo su polla contra mi lengua y miro su cara de placer. Hacer este tipo de cosas, me pone. Vuelvo a tragar. Andrea se agacha y yo entonces me incorporo. Quiere devolverme la mamada. Atrapa mi polla entre sus labios y empieza a succionar. Me la come pacientemente, sin brusquedad. “¡Qué bueno!”... digo entre sollozos. Lo hace muy bien y sentirme entre sus labios es una delicia. No sé cómo, pero logro controlar mi excitación y no me corro ahí mismo.
“Vamos a la cama”... escucho entonces. Ella va delante y aprovecho para darle un cachete a su culazo. Coge condones y lubricante de la mesita. Yo me tumbo sobre el colchón y ella se queda de rodillas. Postura perfecta para volver a degustar su rica polla. Según chupo, ella se toca los huevos. La zona está perfectamente depilada, al igual que el resto de su cuerpo. Tras unos instantes, me incorporo y quedo de rodillas frente a ella. Cojo ambas pollas, las junto y masturbo. Las suelto y golpeo la mía contra la suya. Estamos a tope. De repente, coloca sus manos sobre mi pecho y empuja, haciéndome caer sobre el colchón. Se quita el vestido de rejilla, el tanga y sus plataformas, quedando completamente desnuda. Ella no lo ha dicho, pero tengo claro que me va a follar. Coge un cojín y con su dedo índice hace la señal de que levante mi culo. Lo coloca en la parte baja de mi espalda, justo donde se arquea. Se coloca un condón usando la yema de sus finos dedos. Una vez enfundada, lubrica su polla y desliza su mano repartiendo por todo su tronco. Yo estoy salivando. Echa lubricante sobre mi polla justo después. Agarra las dos con sus manos y agita. Acerca la punta de su polla a mi agujero y empieza a moverla, lubricando mi retaguardia. No deja de masturbarme. De repente, noto presión en mi culo. Ya no juega con la zona. Ahora quiere poseerme. Su polla, recta y dura, se abre paso sin problemas. Empuja con suavidad y firmeza mientras sigue masturbando. Su técnica es buena y, en apenas unos segundos, sus caderas chocan con mis nalgas. Me la ha clavado del todo. Yo solo siento placer. Una vez encajada, inclina su cuerpo sobre el mío buscando un mayor acople. Empieza su vaivén. Yo cierro mi esfínter para darle más placer. Y ella lo nota, respondiendo con gemidos. La visión de una “barbie” como Andrea Raducan enculándote es fantástica. Cuesta creer que un cuerpo como el suyo esconda una sorpresa así. Este contraste me fascina. El placer que me da es tal que tengo que pedir que no me masturbarme. Sigue dándome, eso sí. Se echa sobre mí todavía más. Pellizco sus pezones y sigo jugando con mi esfínter, ejerciendo presión sobre su polla. Eso la excita más y vuelve a agarrar mi polla. Andrea deja caer saliva sobre su polla sin sacarla del todo para volver a clavármela. Siento placer, mucho. Y pido más caña. Ella sube el ritmo y sigue masturbando. Llegan mis espasmos. Y los chorros de semen salen disparados en todas direcciones. Andrea sigue taladrando sin soltar mi pollaen ningún momento. Me encanta. El orgasmo es intenso. De esos que se alargan en el tiempo. Grito y tiemblo de placer. Cuando vuelvo en mí, compruebo que mi pecho está perdido de leche. Bastante densa. Andrea me ha sacado hasta la última gota a base de pollazos. Hacía días que no tenía sexo. Sonrío de felicidad. Su polla se mantiene en erección dentro de mí. Junta su cuerpo al mío y se mueve. Coge papel de cocina para que pueda limpiarme. Finalmente, sale ella. Se quita el condón y se limpia. Comentamos las mejores jugadas tumbados en la cama. Le digo que me ha encantado el final. Ella está conmigo. “Correrte mientras te follan es lo máximo”... añade. Me habría encantado aguantar más pero no he sido capaz. Demasiada excitación.
Ella se viste con ropa cómoda, yo me calzo mis gallumbos y volvemos al sofá. Charla distendida. Su teléfono suena y vuelve a contestar a algún cliente. Me enseña algunas de las fotos que se ha hecho estos días en Mallorca. Las de exteriores. Ella está espectacular y las fotos son muy buenas. En breve las veremos en sus anuncios, supongo. Pido permiso para una nueva ducha. Me acompaña hasta la puerta, dos besos y nos despedimos con un “hasta pronto”.
Autor: badmotor2008
Andrea Raducan es una de esas chicas trans a las que deseas conocer. Hacía tiempo que seguía sus pasos y solo era cuestión de tenerla en mi zona. Algo que no había sucedido hasta ahora. Cuando vi su anuncio en Palma, abrí un hilo en “charlas” pidiendo referencias suyas. Aunque no tuve demasiado éxito, acabé llamándola. La conversación al teléfono suele ser determinante en mi caso. Andrea fue correcta y amable, aunque algo fría en esa primera conversación. Quedamos en que la volvería a llamar otro día para concertar una cita. Lo hice el miércoles pasado, a primera hora de la tarde. Confirmo con una hora de antelación y salgo hacia su piso.
Estoy nervioso. Como cada primera vez con una chica. Además, su espectacular físico es de los que imponen. He visto muchas fotos suyas, profesionales y caseras. Tengo claro que Andrea es una chica cañón. En cuanto me abre la puerta, confirmo mis buenas expectativas respecto a su imagen. Incluso diría que está aún más buena últimamente. Ha logrado un físico más definido y tonificado. Lo comprobaréis en su reciente sesión de fotos. Dos besos de bienvenida y me invita a sentarme en el sofá que hay junto al acceso. Recibe en planta baja por la zona de Joan Miró. Un solo ambiente, correcto y sin demasiados lujos. Queda dividido en dos zonas. La del acceso, sala de estar y cocina, recibe luz directa de la calle, con vidrios tratados que proporcionan cierta intimidad. El nivel de iluminación natural es elevado, algo poco habitual en las citas con profesionales. Me gusta. La zona de dormir, se aleja de la fachada y accedes a ella bajando unos peldaños. Cama de matrimonio. Un ventilador de pie separa ambas zonas. El baño es la única estancia cerrada del piso. En realidad, es un aseo. Ducha pequeña.
Volvamos a Andrea. Me recibe en plan guerrero. Vestido de rejilla rosa ajustado a su espectacular cuerpo. Sus pezones quedan a la vista y apuntan hacia arriba. Son de tamaño pequeño. Tanga rosa como única prenda bajo el vestido. Zapatos transparentes con taconazos. Pelo rubio y suelto. Dientes blancos, sonrisa perfecta. Labios carnosos. Maquillaje negro en sus ojos con ese punto oriental que “achina” sus ojos. Pestañas largas, también en negro. Mirada felina con esos ojos azules. Uñas muy largas. Manicura impecable en rosa intenso.
Una vez en el sofá, iniciamos una charla. “Estás nervioso”... me pregunta. “Un poco”... respondo yo. Me ofrece bebida y pido agua. La encuentro más amable que al teléfono. Según hablamos, recibe un par de llamadas y contesta. En la segunda de ellas, mete mano a mi paquete mientras sigue hablando con el posible cliente. Obviamente, me pone palote. Ella mira y sonríe.
Pido permiso para darme una ducha. A petición suya, pago el servicio antes de hacerlo. A mi regreso, Andrea sigue en el sofá. Me siento junto a ella. “¿Estás más tranquilo ahora?”... pregunta. “Algo”... contesto yo. “¿Has estado con alguna chica trans?”... añade ella. “Sí, con alguna he estado”... respondo. Su mano vuelve a mi paquete, aunque por encima de la toalla que envuelve mi cintura. Acaricia la zona provocando el crecimiento instantáneo de mi polla. Introduce su mano por debajo de la toalla, agarra mi herramienta y comienza a moverla. Se baja el vestido de rejilla y me ofrece sus tetas. Son grandes y bien puestas. Saco mi lengua y busco sus pezones, pequeños y bien marcados hacia fuera. Lamo. Mordisqueo levemente. Manoseo sus pechos al hacerlo. Escucho gemidos. Andrea coge mi mano y la lleva hasta sus bajos. La frota contra su paquete. Del tanga rosa, que comienza a coger volumen, asoman parcialmente sus testículos. Ella tira de él hacia arriba, liberando así su polla estirada hacia atrás y encajada entre sus nalgas. Sigue creciendo y la coloca a un lado del tanga. Me agacho y la introduzco en mi boca no erecta del todo. La saco, me deleito saboreando su glande y compruebo como alcanza unas dimensiones considerables. En erección total es recta, de diámetro constante. Más fina que gruesa. Muy larga, más de lo que imaginaba. “¡Qué rica!”... digo yo en el único instante en que dejo de chupar. “¡Qué rico!”... dice ella entre gemidos. La hago desaparecer y aguanto su glande en lo más profundo de mi garganta. Vuelvo a sacarla. Golpeo su polla contra mi lengua y miro su cara de placer. Hacer este tipo de cosas, me pone. Vuelvo a tragar. Andrea se agacha y yo entonces me incorporo. Quiere devolverme la mamada. Atrapa mi polla entre sus labios y empieza a succionar. Me la come pacientemente, sin brusquedad. “¡Qué bueno!”... digo entre sollozos. Lo hace muy bien y sentirme entre sus labios es una delicia. No sé cómo, pero logro controlar mi excitación y no me corro ahí mismo.
“Vamos a la cama”... escucho entonces. Ella va delante y aprovecho para darle un cachete a su culazo. Coge condones y lubricante de la mesita. Yo me tumbo sobre el colchón y ella se queda de rodillas. Postura perfecta para volver a degustar su rica polla. Según chupo, ella se toca los huevos. La zona está perfectamente depilada, al igual que el resto de su cuerpo. Tras unos instantes, me incorporo y quedo de rodillas frente a ella. Cojo ambas pollas, las junto y masturbo. Las suelto y golpeo la mía contra la suya. Estamos a tope. De repente, coloca sus manos sobre mi pecho y empuja, haciéndome caer sobre el colchón. Se quita el vestido de rejilla, el tanga y sus plataformas, quedando completamente desnuda. Ella no lo ha dicho, pero tengo claro que me va a follar. Coge un cojín y con su dedo índice hace la señal de que levante mi culo. Lo coloca en la parte baja de mi espalda, justo donde se arquea. Se coloca un condón usando la yema de sus finos dedos. Una vez enfundada, lubrica su polla y desliza su mano repartiendo por todo su tronco. Yo estoy salivando. Echa lubricante sobre mi polla justo después. Agarra las dos con sus manos y agita. Acerca la punta de su polla a mi agujero y empieza a moverla, lubricando mi retaguardia. No deja de masturbarme. De repente, noto presión en mi culo. Ya no juega con la zona. Ahora quiere poseerme. Su polla, recta y dura, se abre paso sin problemas. Empuja con suavidad y firmeza mientras sigue masturbando. Su técnica es buena y, en apenas unos segundos, sus caderas chocan con mis nalgas. Me la ha clavado del todo. Yo solo siento placer. Una vez encajada, inclina su cuerpo sobre el mío buscando un mayor acople. Empieza su vaivén. Yo cierro mi esfínter para darle más placer. Y ella lo nota, respondiendo con gemidos. La visión de una “barbie” como Andrea Raducan enculándote es fantástica. Cuesta creer que un cuerpo como el suyo esconda una sorpresa así. Este contraste me fascina. El placer que me da es tal que tengo que pedir que no me masturbarme. Sigue dándome, eso sí. Se echa sobre mí todavía más. Pellizco sus pezones y sigo jugando con mi esfínter, ejerciendo presión sobre su polla. Eso la excita más y vuelve a agarrar mi polla. Andrea deja caer saliva sobre su polla sin sacarla del todo para volver a clavármela. Siento placer, mucho. Y pido más caña. Ella sube el ritmo y sigue masturbando. Llegan mis espasmos. Y los chorros de semen salen disparados en todas direcciones. Andrea sigue taladrando sin soltar mi pollaen ningún momento. Me encanta. El orgasmo es intenso. De esos que se alargan en el tiempo. Grito y tiemblo de placer. Cuando vuelvo en mí, compruebo que mi pecho está perdido de leche. Bastante densa. Andrea me ha sacado hasta la última gota a base de pollazos. Hacía días que no tenía sexo. Sonrío de felicidad. Su polla se mantiene en erección dentro de mí. Junta su cuerpo al mío y se mueve. Coge papel de cocina para que pueda limpiarme. Finalmente, sale ella. Se quita el condón y se limpia. Comentamos las mejores jugadas tumbados en la cama. Le digo que me ha encantado el final. Ella está conmigo. “Correrte mientras te follan es lo máximo”... añade. Me habría encantado aguantar más pero no he sido capaz. Demasiada excitación.
Ella se viste con ropa cómoda, yo me calzo mis gallumbos y volvemos al sofá. Charla distendida. Su teléfono suena y vuelve a contestar a algún cliente. Me enseña algunas de las fotos que se ha hecho estos días en Mallorca. Las de exteriores. Ella está espectacular y las fotos son muy buenas. En breve las veremos en sus anuncios, supongo. Pido permiso para una nueva ducha. Me acompaña hasta la puerta, dos besos y nos despedimos con un “hasta pronto”.
Added on November 29, 2016 at 12:00 am